
Introducción de: Teresa Álvarez (CEO y Desarrollo de negocio)
Como sabéis siempre estamos intentando buscar contenidos de interés para nuestro blog que incluyan temas muy relacionados con nuestros principales valores y principios, conexión con la Educación o el Compromiso con nuestros clientes y con la sociedad. También queremos plasmar contenidos de interés a través de reconocidos profesionales de sus respectivos sectores.
En esa búsqueda de ideas y temas interesantes hemos pensado que este blog sería un vehículo estupendo para dar voz a nuestros antiguos estudiantes. Que nos cuenten cómo son sus vidas hoy en día después de sus experiencias con Itea.
De esta manera hemos pedido a algunos de ellos que os cuenten qué hacen de especial o a qué se dedican ahora y que así podáis escuchar de primera mano de los entonces jóvenes estudiantes y hoy ya estudiantes universitarios unos o trabajadores otros, su vida, sus aspiraciones o sus valores, los retos a los que se enfrentan, sus éxitos y fracasos.
Y la verdad es que nos ha llamado la atención que un joven hoy en día decida dedicar parte de su tiempo y su compromiso, primero a estudiar y prepararse para sacar el título de árbitro y después invertir parte de su tiempo de ocio en la ardua tarea de arbitrar.
Así que le hemos pedido a Alex Álvarez Cadahia, alumno de Año Académico en 2017 que nos cuente sus impresiones de lo que supone ser árbitro.
Alex por favor, ¿podrías compartir con nosotros tu experiencia de árbitro?
El arbitraje es mucho más que ponerte en medio de un campo con un silbato y ser el juez de un partido
Cuando la mayoría de gente piensa en la figura del árbitro, relaciona a esa figura con una persona que está loca, que tiene como objetivo perjudicar a su equipo del alma.
Es más, cuando le digo a alguien que soy árbitro, su primera reacción es la siguiente; pero, tú estás loco, te gusta que te insulten.
Desgraciadamente a pesar de los cambios que ha habido en nuestra sociedad, todavía en todos los campos de fútbol, los aficionados insultan a los árbitros con todo tipo de barbaridades.
Sí, barbaridades son las que un árbitro puede aguantar cuando está pitando un partido, cualquier tipo de disparate que se nos pueda ocurrir seguramente un árbitro lo haya escuchado durante su carrera. Es más, muchas veces los árbitros vemos nuestra integridad física en peligro, porque por desgracia las agresiones recibidas hacia nosotros siguen viéndose a menudo.
Pero, un árbitro es mucho más que eso, y yo orgullosamente puedo decir que soy árbitro.
Muy pocos llegarán a entender la pasión que nos llena a tan pocos. El arbitraje es mucho más que ponerte en medio de un campo con un silbato y ser el juez de un partido.
Cada fin de semana salgo al campo lleno de ilusión, la misma o más que cuando empecé.
Muchas veces te criticarán, te menospreciarán, pondrán en duda tu palabra pero a pesar de todo saldrás con ganas de darlo todo en los 90 minutos que dura un partido. Y después te irás a casa muchas veces menos satisfecho de lo que te gustaría, pero seguirás y no te rendirás hasta que un día por extremadamente difícil que sea escucharás: ¡buen trabajo! Entonces ese día será uno de los más felices de tu profesión, y entenderás que muy pocos valoran el trabajo que hay detrás de cada silbido, carrera, grito, insulto recibido…, en fin, de cada partido. Y pensarás ojalá se valorara más nuestro trabajo y la gente aprendiera a disfrutar de este deporte que es tan especial.
Ojalá el día de mañana, pueda llegar a un campo y no escuchar a esos energúmenos que tienen como entretenimiento insultar. Pero a pesar de todo, ojalá pueda seguir en este mundo por muchos más años porque todo lo que me ha dado nadie me lo podrá quitar jamás.
Es hora de que evolucionemos, de que nuestra sociedad avance y dé un giro de noventa grados. Que transmita esos valores que aprendemos nosotros mediante nuestro deporte del alma.
Pd: esta es la carta del árbitro loco que hará que tu equipo pierda este fin de semana.
Alex Álvarez Cadahia
Alumno de Año Académico en 2017